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Ginseng Conservado en Miel: Un Secreto para la Salud y el Sabor





Ginseng Conservado en Miel: Un Secreto para la Salud y el Sabor

Conserve el ginseng fresco en miel durante 2-3 años y utilícelo de diversas maneras.

Conservar el ginseng en miel permite disfrutarlo delicioso durante 2-3 años sin que se estropee. El ginseng conservado en miel es versátil y se utiliza en diversos platos, ofreciendo una mezcla única de sus notas terrosas naturales y la dulzura rica de la miel. Este método realza los posibles beneficios para la salud del ginseng y lo hace más agradable al paladar.

Información de la receta

  • Categoría : Té / Bebidas / Alcohol
  • Categoría de ingredientes : Otros
  • Ocasión : Diario
  • Método de preparación : Otros
  • Porciones : Más de 6 porciones
  • Tiempo de preparación : Más de 2 horas
  • Dificultad : Para cualquiera

Ingredientes
  • 1 raíz de ginseng fresco (aprox. 300-400g)
  • 1 litro de miel de acacia
  • 1 recipiente de yogur cremoso o yogur natural
  • Melón coreano (chamoe) maduro, al gusto
  • 1 huevo asado o hervido

Instrucciones de preparación

Step 1

Comience lavando a fondo el ginseng fresco bajo agua corriente para eliminar cualquier resto de tierra o impurezas. Preste especial atención a la limpieza tanto de las raíces principales como de las delicadas raíces finas.

Step 2

Corte el ginseng en rodajas redondas y de tamaño adecuado para bocado. Evite cortarlas demasiado finas para mantener una textura agradable. Separe las raíces finas y delgadas, que se pueden conservar y remojar junto con las rodajas de la raíz principal. Coloque el ginseng en rodajas uniformemente sobre un colador, asegurándose de que las piezas no se superpongan. Déjelos secar al aire completamente en un área sombreada y bien ventilada durante aproximadamente un día. Secar completamente el ginseng es crucial para evitar que se ablande al conservarlo en miel y para asegurar una vida útil más larga.

Step 3

Una vez que el ginseng esté completamente seco, colóquelo con cuidado en un frasco de vidrio limpio o en un recipiente hermético. Vierta suavemente la miel de acacia sobre el ginseng, asegurándose de que esté completamente sumergido. Puede agitar suavemente el recipiente o usar palillos para presionar ligeramente el ginseng, permitiendo que la miel penetre en todas las grietas. Selle bien el recipiente y refrigérelo. Deje madurar durante al menos una semana, o idealmente más tiempo, para que el sabor de la miel impregne profundamente el ginseng, lo que resultará en un sabor más rico. (Esta preparación se puede almacenar hasta por 2-3 años sin que se estropee.)

Step 4

Como referencia, esta es una imagen de ginseng que se conservó cuidadosamente en miel hace aproximadamente tres años. Demuestra cómo el ginseng conserva su frescura y aroma incluso después de una cantidad significativa de tiempo.

Step 5

El ginseng conservado en miel se puede disfrutar como una bebida saludable por sí solo. Agregue unas cuantas piezas de ginseng remojado en miel junto con un poco de la miel a agua caliente o fría para crear un delicioso ‘Té de Miel de Ginseng’. Esta bebida ofrece un sutil aroma a ginseng y el dulce sabor de la miel, lo que la hace perfecta para aumentar la energía y fortalecer el sistema inmunológico.

Step 6

Prepare un ‘Yogur de Ginseng’ único picando finamente el ginseng conservado en miel y añadiéndolo a una porción de yogur cremoso o yogur natural. El aromático ginseng y la miel dulce crean un maravilloso contraste con el yogur refrescante, lo que lo convierte en una opción ideal para el desayuno o un refrigerio saludable.

Step 7

Este yogur de ginseng combina maravillosamente con frutas frescas. Pruebe a cubrirlo generosamente con rodajas de melón coreano maduro, tomates jugosos u otras frutas de temporada para una experiencia aún más deliciosa. La combinación de la dulzura de la fruta y el perfil de sabor único del ginseng lo eleva a un postre especial.

Step 8

Para una delicia inesperada pero deliciosa, sirva el yogur de ginseng junto con un huevo asado caliente o un huevo duro. Las notas saladas del huevo, combinadas con la dulzura del yogur de ginseng y sus sutiles notas herbales, crean una comida o un refrigerio sorprendentemente satisfactorio.



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