La vida a menudo se vuelve agitada, con períodos de mucho trabajo que llegan a la vez, haciendo que los meses e incluso los años pasen en un instante. En los raros días afortunados en los que tengo un día libre completo, me encuentro yendo al supermercado, incluso si no necesito nada con urgencia, usando excusas como que se me acabó el jarabe de maíz. Pasear lentamente por los pasillos del supermercado es un pasatiempo encantador; el tiempo parece desvanecerse. Si veo un ingrediente que no he usado a menudo y parece particularmente fresco, me quedo allí un buen rato, contemplando qué podría hacer con él. A menudo termino comprando cosas que ya tengo en abundancia en casa porque no estoy seguro de mi stock actual. Vi los pasteles de pescado cuadrados que me encanta usar para guisos, así que cogí uno, y luego, como estaban en oferta, cogí algunas albóndigas de calamar bebé. Como el supermercado está lejos de casa, también me aseguré de abastecerme de brotes de soja, y antes de darme cuenta, mi carrito estaba lleno, aunque realmente no necesitaba mucho. Cuando me voy, ya he olvidado por completo el jarabe de maíz para el que fui inicialmente.

Pero mi diversión en el supermercado coreano no había terminado del todo. Como un lugar familiar, eché un vistazo al supermercado chino. Cuando vivíamos en China, a mi hija le encantaba comer Suan La Fen, y los fideos gruesos y anchos de cristal que se usaban en él siempre me dejaron una impresión. Hoy, decidí comprar una bolsa para mí. De camino a casa, empecé a imaginar platos que podría crear, disfrutando plenamente de mi día.