Después de dedicar todo el verano a la creación de videos para cursos en línea de pago, la fresca brisa otoñal anuncia un merecido descanso. Mi hija, que trabajó conmigo en la edición de videos, también regresa a la escuela, con el espíritu tan desgastado como el mío. Juntos, produjimos 23 videos, de 10 minutos a una hora de duración, a menudo volviendo a filmar escenas múltiples veces para lograr la perfección. A menudo les decía a los que comenzaban sus carreras que nada en este mundo es gratis, y este esfuerzo no fue una excepción. El costo de lograr algo valioso puede ser realmente alto. Este proyecto de video en particular, al ser una empresa comercial, exigió refinamiento y re-edición constantes, consumiendo la totalidad de mi verano. Solo para el video de la ensalada, gasté más de $100 en tomates orgánicos, lo que llevó a la dueña de la tienda a preguntarme juguetonamente si planeaba comérselos todos. Ahora, con mi hija de regreso a la escuela, decidí hacer sus hojas de perilla al vapor favoritas. Mientras recogía hojas de perilla, chiles y cebolletas del jardín, mi mente seguía zumbando con proyectos de video inconclusos. Parece que otro capítulo de mi vida ha pasado con el cambio de este verano.